El escultor Antonio Ortega recibe el encargo de esculpir un Cristo Resucitado para Roma El escultor Antonio Ortega recibe el encargo de esculpir un Cristo Resucitado para Roma
  Antonio Ortega, imaginero y artista polifacético,  da a conocer la ilusionante noticia de que tras un largo proceso, ha recibido en encargo de... El escultor Antonio Ortega recibe el encargo de esculpir un Cristo Resucitado para Roma

 

Antonio Ortega, imaginero y artista polifacético,  da a conocer la ilusionante noticia de que tras un largo proceso, ha recibido en encargo de realizar una escultura de un Cristo Resucitado para la ciudad eterna, Roma. 

El encargo nace de una propuesta esculpida en pequeñas dimensiones que ha presentado, y que tendrá que reproducir en 1,80 metros de altura. El autor nos hace llegar esta imagen del mismo.

 

 

Sobre el autor…

Desde muy pequeño, mientras otros niños en el colegio jugaban disfrutando de juegos populares, él prefería disfrutar con sus dibujos, e incluso con tan sólo diez años en el colegio fue monitor de dibujo. Desde siempre tuvo una sensibilidad especial ante cualquier técnica artística.

Ya en la adolescencia de forma autodidacta avanzó en sus conocimientos de pintura, gracias entre otras cosas a un pintor en Córdoba al que visita y aprendía de su técnica y sobre todo compartía admiración por los grandes clásicos de la pintura. Posteriormente completa su formación con otra pintora con la que comenzó a manejar la técnica al óleo.

Pero siempre ha sido y sigue siendo un luchador por sus vocaciones y sus inquietudes. Y gracias a una Escuela Taller pudo completar su formación en pintura, restauración,… incluso participó en la rehabilitación de una iglesia. Posteriormente seguió formándose en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba donde empezó a modelar y comenzar con su carrera como imaginero. Ya empezó a hacer algunas imagenes marianas o primeros bustos.

Pero atraido por Sevilla donde vivió algún tiempo recorrió talleres de doradores, imagineros, tallistas,.. Y especialmente en el taller de Antonio Dubé con el que estuvo en su taller como aprendiz hasta considerarse discípulo de él. A la vez trabajó en una tienda de antiguedades donde hacía todo tipo de restauraciones. Pero guarda especial recuerdo del pintor que es autor de las pinturas de la Basílica de la Macarena, Rafael Rodríguez. Con el que mantuvo una estrecha relación profesional.

 

No hay comentarios hasta ahora.

Sea el primero en dejar un comentario a continuación.