La Escuela Duque de Rivas pone sobre las tablas un año más, la obra “El Apresamiento de Boabdil” que conmemora la Batalla de Lucena en tiempos de los Reyes Católicos La Escuela Duque de Rivas pone sobre las tablas un año más, la obra “El Apresamiento de Boabdil” que conmemora la Batalla de Lucena en tiempos de los Reyes Católicos
  Un año más, Lucena conmemora, quizás, el hecho histórico más destacado que acontece en la ciudad, “El apresamiento del Rey Boabdil El Chico”... La Escuela Duque de Rivas pone sobre las tablas un año más, la obra “El Apresamiento de Boabdil” que conmemora la Batalla de Lucena en tiempos de los Reyes Católicos

 

Un año más, Lucena conmemora, quizás, el hecho histórico más destacado que acontece en la ciudad, “El apresamiento del Rey Boabdil El Chico” en tiempos de los Reyes Católicos y que marcó un hito en la conquista del reino nazarí.

Actores y actrices de la Escuela de Teatro Duque de Rivas, dirigidos por la dramaturga Toñi Jiménez, han dado vida a la historia de la Batalla de Lucena o también conocida Batalla de Martín González, a través de la representación teatral “ El apresamiento del Rey Boabdil”, una obra que ha sido recreada en el mismo enclave donde estuvo preso, el Castillo del Moral.

 

La Batalla de Lucena

Mohammad XII el último sultán nazarí del Reino de Granada, más conocido en las tropas castellanas como Boabdil “el Chico”, consigue reunir en Granada – junto a su suegro Aliatar, alcaide de Loja – un ejército de mil quinientos jinetes y siete mil infantes, y a comienzos de abril de 1483, de la ciudad de Granada, en dirección a la villa de Lucena porque tenían información de que era una plaza con una fortificación destrozada por los continuos ataques a los que se les había sometido, la localidad estaba cargo de un joven de diecinueve años, razones todas ellas que la hacían muy vulnerable, presa fácil y de lucimiento para el nuevo soberano.

El día 21 el poderoso enemigo intentó entrar en el arrabal y prender fuego a las puertas de la Villa, pero se encontró con una férrea y tenaz resistencia a cargo de los lucentinos, (según el censo de ese año no superaban las trescientas personas) acaudillados por Hernando de Argote, alcaide de la Villa y a las órdenes de D. Diego Fernando de Córdoba y Arellano, Alcaide de los Donceles y sabedores de la trágica derrota acaecida días anteriores, en el paraje de la Axarquía malagueña. Una vez rechazados los continuos ataques, D. Diego Fernández de Córdoba se prestó, inmediatamente, a dar aviso a las poblaciones vecinas del asedio al que estaba sometiendo Lucena el rey nazarí. A través de los fuegos de la cadena de atalayas que operaban en la frontera entre Castilla y el Reino de Granada, el Conde de Cabra, tío de D. Diego Fernández de Córdoba Carrillo de Albornoz, que se encontraba en la localidad de Baena, se prestó rápido en reunir a sus hombres para auxiliar a su homónimo. Alrededor de la diez de la mañana del día 21 de abril, parte con unos trescientos jinetes y mil quinientos soldados de a pie, para atacar la ciudad.

En el curso de la batalla, las fuerzas musulmanas huyeron en desbandada. Aliatar, suegro de Boabdil, murió en batalla y Boabdil intentó escapar, pero su caballo quedó atascado en el fango y tuvo que esconderse entre la vegetación. No obstante, un peón de infantería lo redujo y los soldados dedujeron que se trataba de alguien importante por su vestimenta, lo que hizo posible que los cristianos capturaran a Boabdil que fue llevado prisionero al castillo de Lucena.​ En un principio, el rey Boabdil quiso pasar desapercibido, pero fueron sus propios súbditos los que pusieron en alerta al ejercito lucentino, al hacer reverencias al paso del rey nazarí.

 

 

No hay comentarios hasta ahora.

Sea el primero en dejar un comentario a continuación.