lunes, 9 septiembre, 2024

Paco Calzado, crónica sobre «Una hermana para tres hermanos», una divertida comedia de Álvaro Carrero

 

El cronista lucentino Paco Calzado, ha querido compartir con nosotros una crónica sobre la representación teatral “Una hermana para tres hermanos” una divertida comedia de Álvaro Carrero, representada con motivo de la XXVI Semana del Teatro, se la dejamos a continuación.

La propuesta de la Vigesimosexta Semana del Teatro “Ciudad de Lucena” en su penúltima sesión, apostó por traernos la distensión, la frescura y la sana hilaridad de los continuos equívocos entre tres hermanos y una hermana, que apareció en medio de la obra, cuando falleció el padre, como un desliz de éste con una señora macedonia, a quien esperan para resolver el enigma que, como herencia, les plantea.

El ritmo, la ingenuidad y desparpajo interpretativo de las actrices y actores, que cambian de lenguaje y acentos a lo largo de todo el recorrido, como excusa del nerviosismo que les provoca la extraña y disparatada prueba que les propone el padre como herencia, da pie a constantes equivocaciones, malentendidos y apostillamientos de lo que cada quien piensa del otro, de tal forma que crean un ambiente, donde el disparate, se mezcla con la aclaración razonada, el comentario irónico y mordaz, con la opinión real de unos para con otros, y la incoherencia del diálogo, con verdades como puños; todo en un lenguaje general con acento malagueño, que el público asistente premió constantemente con aplausos, interrumpiendo -de facto- el transcurso de la obra.

Respecto a las actrices y actores, he de decir que brillaron todos a un excelente nivel y especialmente, Virginia Muñoz, por la dificultad que entraña desdoblarse en tres personajes distintos: Isabel, la abogada del padre. Juani, la vecina y amiga de la familia. Y la hermana aparecida. Ciertamente, que cada uno de los actores tuvo que enfrentarse a la creación de su propio personaje, que lejos de ser normales, hubieron de ponerse en la piel de alguien a quien les falta un hervor, con lo que se corre el peligro de que se advierta una sobreactuación o verse así mismos forzados al encarnar el personaje correspondiente. Sin embargo, como resalté al principio, la soltura y naturalidad con que abordaron su papel cada uno de ellos, brillaron a tal punto, que salimos de la función confortados por la amenidad e hilaridad constantes.

Respecto de la obra, a mi modo de ver, el autor no tenía más objetivo que el entretenimiento del público, y en ese sentido, cumplió perfectamente con tal fin, aunque desde un punto de vista riguroso, tal vez le hiciese falta trabajar más los diálogos cómicos para evitar la recurrencia a las pregunta y respuestas fáciles y demasiado evidentes para conseguir provocar la risa.

 

 

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