Entrevistamos a Gaspar Ruíz-Canela y hablamos de sus crónicas desde Tailandia Entrevistamos a Gaspar Ruíz-Canela y hablamos de sus crónicas desde Tailandia
  Esta semana conocemos al lucentino Gaspar Ruíz-Canela periodista afincado en Tailandia desde hace diez años, y que cuenta parte de su experiencia en... Entrevistamos a Gaspar Ruíz-Canela y hablamos de sus crónicas desde Tailandia

 

Esta semana conocemos al lucentino Gaspar Ruíz-Canela periodista afincado en Tailandia desde hace diez años, y que cuenta parte de su experiencia en su libro “Los Ciempiés también van al cielo”.

 

¿Qué te llevó a viajar hasta Tailandia? ¿Has viajado por más países?

Tras hacer una beca en la Agencia Efe en Córdoba, envié mi currículum a muchas delegaciones de Efe en el mundo. Había una vacante en Kuala Lumpur y allí me fui en 2007. Me fui sin saber muy bien qué me encontraría, pero me apetecía la idea de viajar, conocer otras culturas y trabajar como corresponsal. Allí estuve cerca de un año y, tras pasar unos meses en Filipinas, recalé finalmente en Bangkok a finales de 2008. Todo este tiempo, y hasta ahora, he sido corresponsal de Efe.

He escrito muchos artículos sobre Tailandia, aunque también he viajado por muchos países asiáticos como China, India, Japón, Myanmar (Birmania), Laos o Singapur. Lo que mejor conozco es el Sudeste Asiático, donde hay una gran diversidad cultural; desde países budistas como Tailandia y Laos, musulmanes como Malasia e Indonesia o la antigua colonia española de Filipinas (donde casi se ha perdido el uso del español).

¿Qué te cautivó de Tailandia? ¿Cuantos años llevas viviendo ahí?

A mí me encanta Tailandia y llevo diez años aquí. Me gusta la comida, que aquí es muy picante y variada, la cultura, el budismo y la vida más bien relajada y en general barata. También me he acostumbrado a vivir todo el año en ropa de verano, aunque el calor tropical puede llegar a ser sofocante. Muchos tailandeses me han dicho que se sienten identificados con el carácter extrovertido de los españoles.

También hay cosas negativas. Ahora dirige el país una junta militar y hay mucha corrupción. Yo vivo en Bangkok y cada año noto más contaminación y tráfico. Tampoco hay muchos lugares para pasear aquí en la capital, excepto algunos parques, y las aceras son a veces intransitables. La suerte es que hay muchas playas, islas, zonas de montaña y selva que visitar en el país. Algunos de mis lugares favoritos son Chiang Mai, Sukkhothai, Nong Khai, Koh Chang y Krabi.

 

Hemos sabido que has escrito un libro sobre tu experiencia ¿Nos puedes hablar un poco sobre él?

Cuando llegué a Tailandia una de las cosas que más me llamaban la atención era el budismo, los templos, las figuras de Buda y los amuletos. Descubrí que la mayoría de los tailandeses no practican un budismo ortodoxo sino que está mezclado con creencias hindúes, animistas y hasta de la religión china. He escrito un libro de crónicas en el que cuento mis experiencias sobre religión, rituales, manifestaciones callejeras o la meditación; la espiritualidad o la superstición son el hilo conductor del libro.

Algunas historias son adaptaciones de artículos que he escribo para la Agencia Efe y otras son de cosecha propia. El libro se titula “Los ciempiés también van al cielo: Crónicas mágicas de Tailandia” y lo publicaré con la editorial Libros.com

 

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¿Dónde se puede adquirir ó en que momento editorial se encuentra?

El pasado 20 de febrero empecé una campaña de micromecenazgo con la editorial Libros.com para publicar “Los ciempiés también van al cielo” como e-book. Ante la buena respuesta a la campaña (en parte gracias a muchos familiares y amigos lucentinos), hemos decidido doblar el objetivo y ahora nos proponemos publicarlo también en papel. La campaña continuará hasta el 21 de marzo (https://libros.com/crowdfunding/los-ciempies-tambien-van-al-cielo/). Si conseguimos el objetivo, el libro estará este año en las librerías.

 

¿Que echas más de menos de tu Lucena natal?

Lo que más echo de menos es mi familia y mis amigos. El mayor sacrificio viviendo en Asia ha sido todas las bodas, bautizos y el día a día de mis amigos y familia que me he perdido. Para algunos puede ser agobiante vivir en un sitio pequeño donde mucha gente te conoce, pero tras vivir muchos años en una mega urbe yo creo que hay más calidad de vida en una ciudad pequeña. Luego hay muchas cosas más.
Hace muchos años que no como caracoles y casi sueño con ellos. Es uno de esos pequeños grandes placeres de la vida. Tomarme unas cañas y tapear en La Judería o en Barriles. Subir a la Sierra de Aras.

Cada día me interesan más cosas de nuestra cultura, como el flamenco, la Semana Santa, las saetas, la gastronomía o la vida de antaño en los cortijos. Eso sí, con el cariño de un lucentino y el espíritu crítico de un periodista.

 

susc

 

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